FALSOS MITOS SOBRE LA ORTODONCIA

Muchas veces pensamos que el hecho de que unos dientes se vean aparentemente rectos, sin huecos, o que no se aprecien torcidos, implica que la dentadura está perfecta, y ya no requiere ningún tipo de tratamiento. 

Nada más lejos de la realidad, puesto que esta dentadura aparentemente perfecta puede esconder diferentes problemas e irregularidades. La primera de ellas, es que, puede tener dientes demasiado juntos que se superponen en algunas zonas y en las que acaben apiñándose. Aún que los dientes apiñados a priori, puedan no parecer un problema, acarrean diferentes consecuencias:

-Una mala mordida.

-Dificultad para cepillarse correctamente y para usar el hilo dental. Lo que conlleva una higiene bucal deficiente que puede desembocar en infecciones, caries y problemas de encías.

-Cualquier zona apiñada que sobresalga puede sufrir daño y fracturas con facilidad.

Otro problema que puede ser aún más silencioso es la maloclusión dental, cuando alguien sufre este problema, básicamente sus piezas dentales superiores no encajan como deberían con las inferiores, y pueden tener unos dientes aparentemente rectos que sencillamente no encajan entre sí.

Esto en algunos casos sucede por factores hereditarios, también es un problema muy generado por el uso abusivo de chupetes, biberones, etc., durante la infancia. Aunque a veces es un problema muy obvio por la desviación de los dientes, puede no serlo tanto, y que los síntomas se manifiestan en molestias en la mandíbula, al masticar alimentos, la necesidad de respirar con la boca abierta, o la manía recurrente de morderse sin querer el interior de las mejillas.

Hay muchos tipos de maloclusión pero sobre todo se clasifican en tres tipos:

1. Las maloclusiones verticales: dónde encontramos el problema de la mordida abierta en el que la distancia entre incisivos superiores e inferiores es mayor de la habitual; la sobremordida en la que los dientes superiores cubren mucho más de lo que deberían los incisivos inferiores; y por último, la mordida de borde a borde en la que no se produce un entrecruzamiento, sino que conectas de borde a borde.

2. Las maloclusiones transversales: en este caso nos encontramos con el problema de la mordida cruzada que se da cuando la arcada dental superior queda notablemente por detrás de la anterior, acarreando un montón de problemas. O podemos encontrarnos por otro lado con la mordida de tijera, en este caso es justo, al contrario, y la mordida superior queda demasiado adelantada a la inferior.

3. Las maloclusiones sagitales: que existen de clase I, clase II y clase III. Dependen de qué arcada tengan más adelantada de lo normal y que pueden existir con o sin apiñamiento.

Estas patologías tan complejas y a veces tan silenciosas ocurren con mayor normalidad de la que pensamos y pueden tener un coste en nuestra salud bucodental y general, porque acaba afectando a nuestra forma de morder y masticar y por lo tanto de digerir los alimentos.

Para evitarlas y confirmar que nuestros dientes, aunque aparentemente perfectos, efectivamente lo están lo más aconsejable es someter a revisiones periódicas y a un estudio por parte de nuestro doctor de manera específica para este tema, tanto en edad infantil como adulta.

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